La luz de Gerbe es espectacular.
Tan espectacular como la cantidad de estrellas caídas
que vimos tumbados desde la carretera,
o las charlas eternas durante la horas de la siesta o en el río
Tanto como las excursiones con desnivel,
o los atardeceres desde la terraza,
o las risas de Rita,
o las ensaldas de Antonio,
o los tomates de la huerta (que son como golosinas)
El plan de Gerbe es estar en cotidiano,
sin grandes aspavientos y dejando que los días pasen.
Sin más y nada menos ...
cada año mejor, así es.
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