Llevaba varios días con un
nudo en el estómago y las manos heladas. A ello, se le sumó un hormigueo que
empezaba en la mandíbula y acababa en la punta de la nariz. Tenía la sensación
que su piel era como el corcho.
Últimamente se quedaba
clavada, con la rabia acumulada en la barriga y la sensación de reventar por
dentro. Llevaba demasiados días apretando y se sorprendía de nuevo, mirando al
infinito y con el teléfono en la mano.
Solo de recordar la escena, le
venían ganas de vomitar. Le veía una y otra vez ... comiendo como un cerdo,
chupándose los dedos, hablando tan alto como si se hubiera tragado un megáfono
y riendo las gracias de su peor enemigo.
Se llagó la lengua por mordérsela y no soltar un improperio delante de
la gente. Se limitó a observarle
desde fuera del bar y en silencio, continuó su camino.
Cuándo llegó a casa tomó una
ducha bien caliente. Después, abrió una botella de vino y se sirvió una copa,
cogió el móvil y empezó a marcar. Llamó tres veces y a tres personas. Dos no
contestaron, la tercera le colgó diciendo que no era el momento para hablar. Y
allí se encontraba , recién duchada, con la toalla en la cabeza, sin saber que
hacer ni que decisión tomar, mirando al infinito y con el teléfono en la mano.
El rugir de sus tripas le sacó
de sus pensamientos. Se dirigió a la nevera y cogió una lata de mejillones. El
tic-tac hizo que pusiera su atención en el reloj de la cocina. Una frase de Mr.
Wonderful se encontraba escrita en su interior: Relájate y tómate tu tiempo. Respiró
profundamente y negó con la cabeza. Había expuesto su corazón durante casi un
año, y el dolor que tenía en el pecho, le pesaba como una losa. Su necesidad de
hacer daño empezaba a ser insoportable.
- Ya no puedo más... - se dijo
Laura mientras que lentamente ,iba engullendo los mejillones uno a uno.
Anita, preciosa, todo lo haces tant reuqetebonito!!! Quiero mas, me ha enganchao.
ResponderEliminarAnita, preciosa, todo lo haces tant reuqetebonito!!! Quiero mas, me ha enganchao.
ResponderEliminarBravo, sigue, sigue.
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