Con la mitad del tiempo que solemos tener siempre, nos ponemos al tajo sin más preámbulo ... hay que aprovechar. La sensación de prisa me invade al principio , luego se apacigua y finalmente, desaparece.
Como niño con zapatos nuevos, hoy baila calzado. Los zapatos hacen ruido, parecen mágicos. Estamos contentos. Reímos y nos lo pasamos bien.
Como un pajarito, mueve sus alas desde el suelo ... es sorprendente ver como los pasos cambian según como se miran. Primero le miro yo y me enseña su camino. Luego me mira él y lo intento reproducir. Repite de nuevo. Una imagen muy potente aparece de sus manos. Uno se mimetiza en el otro y así, vamos creando.
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